viernes, 17 de noviembre de 2017

FREAKS (1932). TOD BROWNING

A principios del siglo XX, una de las atracciones imprescindibles de todos los circos norteamericanos que se preciaran eran los freakshows, barracas donde se exhibían seres humanos con alguna clase de malformación, también llamados sideshows, porque los freaks (o fenómenos) solían mostrarse unos al lado de otros. En esta clase de espectáculos podían encontrarse enanos, gigantes, siameses, hermafroditas, albinos, mujeres barbudas, personas sin brazos o piernas o con más extremidades de lo normal, personas extremadamente obesas o extremadamente delgadas, con pechos adicionales o genitales inusualmente grandes, portadores de gemelos parásitos que sobresalían grotescamente de sus cuerpos o pinheads de cabezas diminutas.


Cualquier persona que presentara algún rasgo físico que excediese los límites de lo común, bien por exceso o por defecto, tenía cabida en esta “feria de la carne” cuyo éxito se debía tanto a la fascinación por lo diferente que siempre ha caracterizado al ser humano como a la satisfacción que proporcionaba a los espectadores reconocerse más sanos, fuertes y hermosos al contemplar la deformidad, la debilidad y oscuridad de los freaks. Aunque posteriormente los movimientos sociales consideraron estos espectáculos degradantes, lo cierto es que los freaks no se consideraban degradados. Muchos fueron grandes estrellas que disfrutaban de su trabajo y agradecían la oportunidad que se les había brindado de convertir su discapacidad en una ventaja. Vivían en el circo, o en museos como el American Museum de Nueva York de P. T. Barnum, donde tenían sus propios códigos, ganaban mucho dinero y pensaban que si se explotaba a alguien, en todo caso era al público.

Charles Sherwood Stratton, conocido como El general Thumb, medía tan solo 63 centímetros, y acumuló una enorme fortuna de la mano de Barnum, dejando escrito que “He viajado 50.000 millas, he estado junto a más testas coronadas que cualquier otro yanqui viviente y he besado a cerca de dos millones de damas, incluyendo a las reinas de Inglaterra, Francia, Bélgica y España. Adoro a mi Creador. Él me dio un cuerpo pequeño, pero creo que no achicó mi corazón, ni mi cerebro ni mi alma”. Percilla Bejano era una mujer hermosa, pero tenía un exceso de pelo y una tupida barba, por lo que era exhibida como La mujer mono. “¿Por qué no te rasuras? Te verás como cualquier mujer”, le decían con frecuencia los espectadores. “Porque entonces, en vez de estar en el escenario, acabaría ahí abajo, con el resto de ustedes”, contestaba. Evidentemente, un mundo donde alguien con un defecto físico termina trabajando en un freakshow no es el mejor de los mundos, pero considerando las opciones en aquellos años, no era una mala opción en absoluto.

Browning, tras unirse a un circo, realizó un número de escapismo, liberándose de unas esposas como el gran Houdini. Después pasó una temporada como payaso del Ringling Bros Circus, antes de entrar a trabajar como jinete y mozo de establos para Virginia Carroll para, posteriormente, trasladarse hasta Chicago y convertirse en charlatán de un espectáculo itinerante conocido como Los buceadores del mar profundo. Fue en esta compañía donde durante dos años interpretó un macabro número conocido como El cadáver viviente. Por un precio de 25 centavos uno podía contemplar su enterramiento, después de su inesperada “muerte” el día anterior, y recibir una entrada para su resurrección, que tendría lugar habitualmente la noche siguiente, aunque en ocasiones pasaba dos días en la tumba. Todo ello gracias a un sistema de ventilación oculto así como una buena provisión de bombones de leche malteada. Hasta que las autoridades de Madison, Indiana, interrumpieron el espectáculo, acusaron a la compañía de fraude y le impusieron una multa de 14,07 dólares, exactamente los ahorros de todos sus miembros. Después, Browning trabajó en el mundo del vodevil, cantó, bailó claqué, practicó el contorsionismo, fue acróbata, funambulista e ilusionista.


En el verano de 1931, Irving Thalberg, productor de la Metro, buscaba realizar una película que superara en horror a las de la Universal. Habló con el guionista Willis Goldbeck, y éste se interesó por Spurs (Espuelas), un relato de Tod Robbins, publicado en 1923 en Munsey´s Magazine. En él se contaba la historia de un enano de un circo francés llamado Jacques Courbé que tras heredar una gran propiedad pide en matrimonio a Jeanne Marie, una escultural amazona de la que está enamorado. El número de Jacques en el circo es una parodia del de ella; el también monta, pero sobre un perro lobo llamado St. Eustache. En realidad Jeanne Marie está enamorada de su compañero jinete, Simon Lafleur, pero sabe que si no tiene dinero, nunca se fijará en ella. Así que acepta la propuesta de Jacques creyendo que los enanos mueren jóvenes, con la esperanza de heredar pronto su fortuna. El banquete de bodas, celebrado bajo la carpa del circo, degenera en prácticamente una pelea a causa de la bebida. Jeanne Marie obliga a su novio a subirse a sus hombros, jactándose de que podría llevarle “de un extremo a otro de Francia”. Jacques nunca la perdona. Un año más tarde, la amazona reaparece en el circo. Simon casi no la reconoce, debido a su aspecto envejecido y demacrado. Al parecer, el enano la ha obligado a cumplir su bravata: ha medido la distancia “de un extremo a otro de Francia”, y todos los días, llueva o haga sol, la obliga a llevarle a hombros por los caminos rurales, espoleándola. Jeanne Marie le ruega a Simon que la ayude a escapar, pero se ven interrumpidos por Jacques y su perro. El enano le hiere mortalmente con un pequeño sable y la joven se resigna a seguir cumpliendo con su castigo.


Browning aceptó el encargo de dirigir la adaptación de Espuelas, con dos intenciones. Por una parte, pretendía rodar un film de horror único y completamente diferente. Por otra, mostrar al público (gran parte del cual estaba familiarizado con los freakshows) que la mayor parte de aquellos “monstruos” eran personas completamente normales a excepción de sus cuerpos. Aparentemente su idea era que se les comprendiera mejor y se aceptara a estas personas con las que había compartido gran parte de su vida. Por ello, desde el primer momento decidió contar con freaks reales. Así que mientras escribía el guión, el director de reparto, Bean Piazza, se dedicó a viajar por Nueva York y otras ciudades de la costa este buscando freaks, recopilando fotografías y rodando pruebas de interpretación que le eran enviadas al director.


Los primeros escogidos fueron los hermanos enanos Earles, Daisy y Harry (que había interpretado memorablemente al cruel Tweedledee, el gánster enano disfrazado de niño en “El trío fantástico”). También el espectacular Johnny Eck, El medio hombre, que había nacido sin la parte inferior de su cuerpo. Poco a poco, Browning logró un grupo único de fenómenos, el más extraño reunido jamás para una misma película. El príncipe Randian era un hombre sin brazos ni piernas, conocido por ello también como El torso viviente o El gusano humano. A pesar de medir tan solo 89 centímetros, Angelo Rossitto ya había actuado en varias películas. Daisy y Violet Hilton era unas siamesas unidas por las caderas y las nalgas, conocidas por sus affaires amorosos y sus matrimonios fallidos. Josephine-Joseph se anunciaba como hermafrodita, mitad hombre y mitad mujer. Lady Olga Roderick se llamaba en realidad Jane Barnell, y a pesar de poseer una frondosa barba, se había casado tres veces y había tenido dos hijos. También fueron incluidas en el reparto Frances O´Connor y Martha Morris, dos hermosas mujeres sin brazos. Pete Robinson, El esqueleto viviente, pesaba 28 kilos y se había casado con una mujer de más de 200. También se contrató a tres microcéfalos, retrasados mentales de baja talla y cabeza diminuta: las hermanas Elvira y Jenny Lee Snow, conocidas como Zip y Pip; y Schlitzie, que a pesar de ser un hombre iba vestido con ropas de mujer para facilitar sus cambios de pañal. Minnie Woolsey era conocida como Koo-Koo, La mujer pájaro o La mujer ciega de Marte. Además de presentar un tipo de enanismo conocido como “de cabeza de pájaro”, padecía importante miopía, un ligero retraso mental, era calva y no tenía dientes. Elizabeth Green era de baja talla y huesos frágiles y su extraña y larga nariz le valía el apelativo de La mujer cigüeña.

La historia se traslada a algún lugar de Francia, al circo de Madame Tetrallini, donde los fenómenos conviven con otros artistas sin malformaciones. La primera parte del film está dedicada a mostrar cómo superan sus impedimentos físicos y desarrollan sus vidas con total normalidad: la dueña del circo lleva a sus “niños” a jugar al bosque; Violet y Daisy, a pesar de su unión, viven romances diferentes; la mujer barbuda trae al mundo a la hija de El esqueleto viviente; El príncipe Randian muestra su habilidad para encender un cigarrillo empleando únicamente su boca; Frances come y bebe ayudándose con su pie, como cose Martha con los suyos…Pronto sabremos del amor que el enano Hans siente por la hermosa Cleopatra, la reina del trapecio, a pesar de estar oficialmente comprometido con Frieda, pues es incapaz de dominar la fantasía de conseguir a “la mujer grande más hermosa que he visto jamás”. Para este papel Browning eligió a Olga Baclanova, una actriz en declive del cine mudo conocida por sus interpretaciones de vampiresas devoradoras de hombres, alta, rubia, de ojos azules y relucientes dientes blancos que ciertamente cumplía las expectativas físicas del personaje.

Terminado el flashback, la acción vuelve al lugar donde arrancó, y el charlatán sigue con su relato: “Nadie sabrá jamás cómo acabó así. Algunos dicen que fue un amante celoso. Otros, que fue el código de los freaks. Otros, la tormenta. Lo crean o no, ahí está”. Vemos entonces lo que queda de Cleopatra en el interior de la caja. Su rostro está horriblemente desfigurado y su cuerpo, enfundado en un traje de plumas, carece de piernas, por lo que realiza torpes movimientos con la ayuda de sus manos, mutiladas hasta adquirir la apariencia de los pies de un ave. Lanza grotescos graznidos y su mirada extraviada delata que ha perdido la razón. El pavo real del aire se ha convertido en La gallina humana, en uno de los freaks que tanto despreciaba.

Después de nueve semanas, el rodaje finalizó y la película fue montada y pudo ser vista por los directivos de la MGM a principios de enero. Pero en cuanto la sala quedó vacía, Thalberg volvió a los estudios con órdenes de añadir un happy end en el que se veía cómo, años después, Hans recibía en su mansión a Phroso, Venus y Frieda y cómo ésta consolaba su atormentada alma, abrazándole y diciéndole que “Tú trataste de pararlos. Tú sólo querías el veneno. No fue culpa tuya. No te preocupes, Hans, ven aquí, mi lieber. No llores. Te quiero. Te quiero”. Además, durante todo el mes, Thalberg se encargó de cortar las escenas más escabrosas. Si vemos la película tal como quedó, asumimos que Hércules fue asesinado, pero en la versión original aparecía junto a La mujer gallina, cantando con voz afeminada, lo que debía interpretarse como que había sido castrado por los vengativos freaks.

Del banquete de bodas se suprimieron las nauseabundas escenas en las que se veía cómo los invitados babeaban en el interior de la copa mientras pasaba de mano en mano, y también se eliminó la escena en la que los freaks cubiertos de barro acorralan a Cleopatra contra un árbol. En total se eliminaron casi treinta minutos de la película.

Freaks se estrenó el 10 de febrero en el Fox Criterion de Los Ángeles, donde sólo permaneció en cartel dos semanas y donde “algunos horrorizados espectadores se levantaron de sus asientos y corrieron (no anduvieron) hacia la salida más cercana”. Lo mismo ocurrió en Chicago. En San Francisco nunca se llegó a estrenar. En algunos estados llegó a prohibirse su exhibición. La MGM retrasó su estreno en Nueva York hasta julio, pero las críticas en esta ciudad no fueron mejores. Después de tres semanas, la película fue definitivamente retirada de la circulación. De los 360.000 dólares que había costado, sólo recaudó en taquilla menos de la mitad. En media Europa fue mal distribuida y Gran Bretaña prohibió su exhibición.

Para la mayoría, el gran error de Browning fue contar con fenómenos reales. Aunque en aquellos momentos los freakshows eran una forma de entretenimiento popular socialmente aceptada, los espectadores no consideraban a los freaks completamente humanos, sino una especie de piezas de museo expuestas sobre un escaparate, sin que en ningún momento se mencionara que a pesar de su pintoresco aspecto tuvieran los mismos sentimientos que cualquier otra persona. Por ello se sintieron profundamente perturbados al verlos en un contexto donde mostraban reacciones y emociones humanas, sobre todo en lo que respectaba a sus deseos sexuales, ya que les planteaba inquietantes preguntas. Imposible no cuestionarse sobre la sexualidad de las hermanas siamesas o El torso humano, o sobre cómo Hans, con sus genitales infantiles, pretende complacer a Cleopatra. En este sentido, es una película siniestra en el sentido freudiano del término, ya que hace visible frente a la horrorizada audiencia aquello que debería haber permanecido oculto.





Sin embargo, toda la empatía que podamos sentir por los freaks queda hecha añicos cuando, en un giro inesperado, asistimos a su sádica venganza que los sitúa al margen de toda norma social. Porque la intención de Browning no era mostrar que los freaks eran mejores personas simplemente por presentar un defecto físico. Su intención era mostrar que, a pesar de ello, eran humanos. Tan humanos, crueles y sádicos como cualquiera. Browning dejó a los espectadores colgando al borde del más oscuro de los abismos al descubrirles una monstruosidad peor que la física: la monstruosidad del ser humano, nuestra propia inhumanidad. Freaks fue rechazado por la biempensante sociedad de la época, como durante siglos los niños malformados fueron abandonados o eliminados por sus avergonzados padres. Pero ello no evita que en Freaks, el monstruo, al igual que en un hijo malformado, reconozcamos a uno de los nuestros. 

En su momento se dijo que los negativos de Freaks fueron arrojados a la bahía de San Francisco. En 1947 la MGM vendió sus derechos de exhibición (no sin antes eliminar su logotipo) durante 25 años al empresario de películas de explotación Dwain Esper, que le cambió el título hasta en tres ocasiones (Nature´s Mistakes, The Monster Show y Forbidden Love), y la incluyó en su repertorio de docudramas sensacionalistas exhibidos fuera de los circuitos comerciales que trataban temas tan escabrosos como las enfermedades venéreas o la drogadicción camuflados bajo la apariencia de documentales “educativos”.

Así, Freaks se convirtió en carne de autocines y de infames salas frecuentadas por marineros de permiso, adolescentes hormonados y toda clase de depravados deseosos de ver algunos centímetros de más de epidermis femenina o cualquier cosa que se saliera de lo común. Conocedor de cómo atraer a su público, Esper diseñó una serie de pósters sensacionalistas en los que se ensalzaba el carácter monstruoso y sexual de la trama donde podía leerse: “¿Puede una mujer completamente desarrollada enamorarse de verdad de un enano?”, “¿Hacen el amor las gemelas siamesas?”, “¿Cuál es el sexo del medio-hombre media-mujer?”. Parece ser que esta publicidad engañosa le costó algún disgusto al empresario. Se recuerda una desastrosa proyección en un autocine de Carolina del Norte durante la primavera de 1947, en la que los espectadores armaron un gran escándalo ya que después de terminar la película, no habían visto ningún desnudo ni ninguna escena sexual. Esper calmó los ánimos proyectando un corto nudie de diez minutos, lo que al parecer satisfizo las ansias voyeurísticas de tan distinguido público.

Se dice que fue Esper (y no la MGM) quien insertó al principio un largo texto con el que se intentaba dotar a la película de un carácter educativo o moralista y en el que se decía, por ejemplo, que nunca más se podría filmar otra historia semejante, ya que “la ciencia moderna y la teratología están eliminando rápidamente estos errores de la Naturaleza del mundo”. También se hablaba del código de los freaks, según el cual “el dolor de uno es el dolor de todos; la alegría de uno es la alegría de todos”, y se pedía perdón “por las muchas injusticias cometidas contra unas personas que no tienen poder para controlar su suerte” a pesar de que “la mayoría de los propios monstruos está dotada de pensamientos y sentimientos normales”. Todo para terminar presentando “la más sobrecogedora historia de terror sobre lo anormal y los no deseados”. También contó en sus presentaciones con freaks reales como Sam Alexander, El hombre sin rostro, o las mismísimas hermanas Hilton, que permanecían en la entrada de las salas para atraer al público, tal y como se hacía en los clásicos freakshows.

En los 60 ya hacía mucho tiempo que los freakshows habían desaparecido, tanto por la presión de los movimientos sociales que consideraban el espectáculo una explotación de los discapacitados como por la aparición de nuevas formas de entretenimiento como los parques de atracciones. Sin embargo, un horroroso suceso volvió a exponer a los “monstruos” a la curiosidad pública, esta vez en las portadas de los periódicos y la televisión. Cientos de miles de embarazadas de 46 países fueron tratadas con talidomida, un medicamento que se suponía seguro: el resultado fue el nacimiento de numerosísimos niños con horrendas malformaciones, de las que la más común fue la focomelia (ausencia de brazos o piernas o formaciones similares a aletas en hombros y caderas).

Nunca antes tantos seres humanos se habían visto expuestos a las imágenes de cuerpos humanos tan cruelmente deformados, lo que hizo resurgir la profunda fascinación por los fenómenos. Por ello, fue inevitable que Freaks se pusiera de rabiosa actualidad. En octubre de 1961 fue proyectada durante una semana entera en la New Yorker Film Society y el 2 de septiembre de 1962 fue programada en el Festival de Cine de Venecia, donde fue recibida con entusiasmo. Tan solo un mes después, la mañana del 6 de octubre, Browning fallecía en el cuarto de baño de la casa de unos amigos que le habían acogido. Murió olvidado, solo y mutilado, sin parte de la lengua y las cuerdas vocales que debieron serle extirpadas a causa de un cáncer de garganta. Se desconoce si supo de la acogida de su película. Lo más probable es que no estuviera en condiciones de obtener esa última satisfacción.

Su influencia puede detectarse en las obras de las fotógrafas Diane Arbus y Annie Leibovitz, el dibujante Berni Wrightson y su magnífica “Feria de monstruos (1981)”, los novelistas Ray Bradbury (El carnaval de las tinieblas, 1962) y Katherine Dunn (Amor profano, 1989) o cineastas como Fellini, Buñuel (en el inolvidable banquete de su Viridiana, de 1961), Alejandro Jodorowsky (El topo y Santa sangre), Lars von Trier, David Lynch (su El hombre elefante, 1980, es claramente deudora de Freaks), Werner Herzog (También los enanos empezaron pequeños, 1970), David Cronenberg, Peter Bogdanovich (Máscara, 1985) o Tim Burton, y ha sido homenajeada en productos tan dispares como El juego de Hollywood (Robert Altman, 1992), Broadway Danny Rose (Woody Allen, 1984) o Soñadores (Bernardo Bertolucci, 2003).


Antes de ser cineasta, Tod Browning trabajó en los circos más famosos del mundo. Así que, ya instalado en la industria, decidió verter sus experiencias en la película que nos ocupa. Los circos de principios del siglo pasado eran antes teatros de la crueldad donde se exhibían todas las malformaciones del ser humano. La corrección política era una entelequia, y de lo que se trataba era de sobrecoger al espectador mediante la exhibición de atrocidades —J. G. Ballard no está lejos—. Pues bien, nuestro hombre se trajo a una troupe de verdaderos fenómenos de la naturaleza, algunos de ellos viejos camaradas. El resultado fue que dimitió la mitad del equipo de rodaje, horrorizado al ver la clase de película en la que iban a trabajar.

Para el papel de malos de la película, el director se reserva a unas criaturas inhumanas y perversas: los seres humanos. Al otorgar el papel de villanos a los galanes prototípicos de las películas de la época —en este caso, el forzudo del circo y Cleopatra—, Tod Browning da un giro radical al planteamiento habitual y subvierte las expectativas del espectador sugiriendo una idea mucho más oscura: los monstruos más horribles somos nosotros —algo de lo que la fotógrafa Diane Arbus tomaría buena nota—. La perversidad de la pareja protagonista es de una crueldad extrema, y se comportan como los ogros de los cuentos de hadas, dando así una vuelta de tuerca a la historia de Hansel y Gretel.

El banquete de boda de Cleopatra, una vez consumada su parodia de matrimonio con el enano, es un momento excepcional. — ‘Viridiana’ (Luis Buñuel, 1961) le debe mucho a esta escena—. Los freaks beben de una gran copa en una especie de ritual mágico que convertirá a una Cleopatra cada vez más horrorizada, en una más del grupo. La letanía que cantan es inolvidable: “we accept her. One of us. Gobble, gobble“. Cuando es su turno, asqueada, les echa la copa encima, les insulta y se ríe y burla del enano con una crueldad casi insoportable. Pero el grupo ha visto y tomado nota. La venganza empieza ya a fraguarse.



Freaks” tuvo un pase previo en enero de 1932 y las consecuencias fueron aterradoras. Quizá se trataba de una maniobra publicitaria pero el caso es que hubo noticias de mujeres que abortaron o que salieron despavoridas de la sala de proyección. Cuando llegó a los cines en febrero el fracaso estaba cantado. La Metro tuvo que recortarla y mutilarla (nunca mejor dicho) hasta la simple hora de duración. Y ni siquiera así consiguieron que los críticos no la aborrecieran. Al público tampoco le pareció demasiado simpática y algunos de los monstruos de circo que participaron en ella lamentaron haberlo hecho el resto de sus vidas. La duda estaba en si la película no los explotaba de forma sensacionalista; la duda, a día de hoy, no se ha disipado

Estrenada en 1932, su propio director se encargaba de recalcar que su película no era un documental, sino una película de Hollywood. Y no de la Universal, más acostumbrada a retratar este tipo de personajes, sino una película de serie B de una gran productora como Metro-Goldwyn-Meyer. La idea de hacer la película fue sugerida a Tod Browning por su amigo Harry Earles, que él mismo padecía de enanismo aunque, según otras fuentes, habría sido el director artístico Cedric Gibbons, amigo de la infancia del escritor, quien le habría hecho llegar la historia. Lo más probable es que las dos versiones sean ciertas, al fin y al cabo Earles acabaría protagonizando la película, de la misma manera que Gibbons sería su director artístico.

A pesar del éxito que había obtenido con Dracula, Browning tendría que hacer frente a muchos problemas e inconvenientes para poder completar esta película. El reparto inicial formado por Victor McLaglen, Myrna Loy y Jean Harlow, declinaría finalmente aparecer en una película con tamaña colección de “fenómenos de feria”. El escritor F. Scott Fitzgerald, en aquella época guionista de MGM, se negaría a comer delante de tan encantadoras e inofensivas criaturas. A esta protesta se unirían otros ejecutivos de la compañía hasta conseguir que, salvo la pareja de enanos y las hermanas siamesas, todos los demás freaks del rodaje comieran lejos de su vista y fuera del comedor. Para Olga Baclanova, la cruel trapecista, ya supuso un enorme esfuerzo conocer a sus compañeros de reparto, así como completar el rodaje de la película, pero por el efecto contrario: la empatía que le despertaban.

El productor Irving Thalberg sí se mantuvo al lado de director, defendiendo su calidad como cineasta ante las críticas. Hasta que las primeras proyecciones causaron auténticos estragos a causa de la reacción de un público abrumado por tan impactante dosis de realidad y asqueado con algunas secuencias, lo que llevó a efectuar él mismo un nuevo montaje de la película. Irónicamente, la versión sin cortes se convertiría en un fugaz y fulgurante éxito, sólo visto por los pocos que pudieron acercarse al cine de San Diego en el que se proyectaba. Entre las secuencias eliminadas figura la castración de Hércules, que tuvo una respuesta demasiado intensa y negativa. También se añadió una secuencia a modo de epílogo, con la intención de proporcionar un final más feliz.

Salvo por una sola secuencia de la película, no hay efectos de maquillaje. Todo lo que en ella se ve es real y auténtico. Algo que no se pudo digerir en la época, aún asolada por la Gran Depresión. Como consecuencia, Freaks acabó siendo prohibida en los Estados Unidos de América, así como en el Reino Unido, que sólo la estrenaba en las salas de cine en 1963. Un pase especial realizado en el festival de Venecia facilitaría su (re)descubrimiento.

En lo que respecta a los recursos narrativos de la película, podríamos discutir el uso que se hace de la premonición. Una forma de flashforward en la que se produce un amplio salto en el tiempo hacia adelante, para retroceder al principio de la narración y terminar al final en ese mismo punto. De esta manera se mantiene un interés morboso por saber cuáles son las acciones que llevarán a la trapecista a merecer tan cruel castigo. Ahora mismo no sabemos si sería elección de Thalberg o de Browning evitar mostrar la agresión a través de una elipsis, pero creo se puede justificar tanto por la cruel violencia del acto, como por lo inapropiado de mostrar a unos seres que poco a poco han ido despertado la empatía del espectador, además de la falta de justificación de algunas de las secuelas físicas que muestra la trapecista en esa imagen final.


En el epílogo añadido, Frieda se apresura a señalar la distancia moral que comparten ella y su prometido, que no participaron del escarnio e intentaron impedirlo, señalando que incluso entre freaks hay diferencias morales. Podríamos considerar que para estar prometidos, Hans y Frieda tienen muy poca credibilidad como pareja romántica, algo que se explica cuando descubrimos que eran hermanos en la vida real.

Su último film se estrenó en 1939: Miracles for sale. En 1944 falleció su esposa y se publicó erróneamente su propio obituario. El error fue subsanado, pero nadie lo vio nunca, de hecho no otorgó ninguna entrevista ni nada parecido. Su vecina Maureen O'Sullivan (estrella de Muñecos infernales) a pesar de vivir cerca de la casa de Browning, no lo vio más que una vez. Hacia fines de los años 50 tuvo un problema de cáncer de garganta (similar al que mató a Chaney veinte años antes). Fue sometido a una operación y salió bien, sin embargo en 1959 cuando su hermano Avery falleció en Louisville, Tod asistió al velatorio desde una cabina privada, impidiendo así que cualquier otro miembro de su familia lo viera luego de su cirugía.

Afortunadamente, para entonces Browning había ahorrado un buen capital que le permitió jubilarse pudiendo vivir cómodamente sus últimos 20 años. En ese tiempo no volvió a trabajar y estuvo virtualmente olvidado por la industria y la crítica. El 6 de octubre de 1962 fue hallado muerto, en el baño por unos amigos. La ironía fue que solo un año después Freaks se exhibía en el Festival de Venecia y horrorizaba a una nueva generación de cinéfilos que comenzaron a preguntarse "¿Quién es Tod Browning?"

La mirada subversiva de Browning nace de la experiencia de un joven de familia sureña acomodada, que huye de un ambiente enraizado aún en los valores de la Confederacion, para enrolarse en un circo con el cual recorrer mundo y del que, sin ninguna duda, extrajo su gusto por lo extraño, lo anormal, por lo diferente como auténtica inversión de un mundo con el cual no parecía estar en paz. Tras un primer paso por este ambiente (en el que, al parecer, llego a ser uno de los mas conocidos voceado­res de las casetas de fenómenos), un matrimonio desgraciado y un nuevo periplo por diferentes circos del país, llegando a tener una posición mas o menos confortable dentro de los ambien­tes circenses, llego su primera oportuni­dad cinematográfica de la mano de David Wark Griffith, quien le contrató como actor.

En 1915, Browning empezó a dirigir sus primeros cortometrajes, que ya por entonces estaban ligados con el mundo del crimen y con historias bastante sórdidas, como por ejemplo The Living Death en que un doctor diagnostica a su futuro yerno una dermatitis como si fuera lepra para impedir que se case con su hija. En esa misma época tuvo lugar uno de los acontecimientos más oscuros de su vida. Browning era un aficionado a la bebida y a pasar largas noches de juerga con otros compañeros de trabajo. En una de esas noches, Browning estrelló el coche que conducía a toda velocidad contra un tren provocando la muerte del actor Elmer Booth. Browning sobrevivió pero con heridas muy graves, al igual que el actor George Siegman. Según parece, el director nunca comentó este accidente durante el resto de su vida. Lo más irónico de todo es que Browning había actuado recientemente en Intolerancia (1916) interpretando al propietario de un coche que accede a transportar a la protagonista para salvar a su amado.

Pocos directores han manifestado una inquietud tan singular por lo grotesco. La carrera de Tod Browning, una de las más particulares de Hollywood, ejerció una tremenda influencia formativa sobre el cine de gánsteres y el cine de terror, así como en su unión en el cine negro. En su día, Browning fue generalmente descartado por la prensa como un morboso proveedor de sensacionalismo hábil, un director cuya empatía y fascinación por los personajes grotescos dieron lugar, no obstante, a una serie de extrañas y únicas películas de terror. A pesar de que su obra ha provocado un gran interés entre los estudiosos, todavía se debaten los méritos de sus extraños filmes: ¿cine morboso o arte? De hecho, se trata de ambos.

Las películas de Browning muestran una predilección por las historias pasionales de resentimiento y venganza acompañadas de un considerable elemento sexual. Esta perenne fascinación de Browning por las imágenes de mutilaciones con una fuerte carga sexual dio origen a un duradero rumor en Hollywood, según el cual el accidente automovilístico le había causado la pérdida de sus órganos genitales, un trauma que lo llevó al alcoholismo y a la preocupación obsesiva por los temas de frustración sexual, castración y otras formas de mutilación. Muchos teóricos han apuntado a la extraña y no explicada línea de diálogo que Phroso dirige a Venus en La parada de los monstruos (“deberías haberme conocido antes de mi accidente”) como una referencia a la verdadera naturaleza de las lesiones del director. No obstante, hay muy pocas evidencias que confirmen o refuten esta teoría. Permaneció casado con Alice hasta la muerte de ésta y no tuvieron hijos. Por otra parte, de acuerdo con Freud, la exhibición de una ansiedad relacionada con la castración es la prueba de un malestar universal, no el síntoma revelador de una anomalía individual.

Con Browning no estamos ante un sucedáneo lacrimógeno, sino que se trata de melodrama en estado puro: trágico, cruel y divertido, con una poesía y humor que le aproximan a la obra de Edgar Allan Poe, a los cuentos grotescos donde el efecto cómico y el horror se confunden por medio de espantosos “quién es quién”. No en vano estaba Browning en posesión de una amplia cultura. Había leído mucho y se sabía de memoria tanto la obra de Poe como la totalidad de la literatura gótica inglesa.

El circo y el teatro no son más que los catalizadores, pues el universo representado es el nuestro. Browning sabía muy bien que la máscara y la pantomima constituyen la base esencial de las relaciones sociales. Cuando un pintor le pidió a un hombre socialmente muy relevante al que iba a retratar que posara, el hombre contestó: “¿Con cuál de mis caras?”. En nuestra sociedad, las personas nos solemos poner una máscara cuando estamos ante los demás, es decir, adoptamos expresiones faciales que impiden saber cuál es nuestro verdadero estado anímico. Utilizamos máscaras sociales para granjearnos la aprobación de la gente y evitar su rechazo. Browning convierte el espectáculo en la vida misma. El lugar escogido para celebrar el banquete de la boda de Hans y Cleopatra es el centro de la pista, mientras en otras películas, como Garras humanas, también suceden escenas clave en lugares propios de la representación, como es el escenario teatral.


Browning nunca fue el más cinematográfico de los directores. En la tradición del teatro, donde aprendió su oficio, tendía a tratar la pantalla como un escenario teatral, confiando en los decorados, la iluminación y las interpretaciones para producir impacto, permitiendo a la cámara fotografiar la acción, pero rara vez convertirse en parte de ella. Incluso durante los últimos días del cine silente, cuando las técnicas de cámara fluida de los grandes cineastas alemanes como Murnau y Fritz Lang transformaron visualmente el cine de Hollywood y los directores comenzaban a usar la cámara de un modo más estilístico para implicar a la audiencia, Browning se resistía a mover la cámara. Ni su técnica ni su modo de narrar cambiaron con la llegada del cine hablado. Hacía interpretar a los actores a cámara en lugar de moverlos alrededor de ella, por lo que sus películas resultan excesivamente teatrales. No podemos, por lo tanto, decir que los filmes de Tod Browning sean reconocibles por sus movimientos de cámara o por un estilo visual que personificara su visión. Distinguimos sus películas por su historia y sus temas recurrentes: delincuentes, crimen y venganza, deformidad corporal y mutilaciones, anhelos sexuales y castigos, familias rotas y autodestrucción, así como un doloroso y cruel mundo de ilusión y engaño.

9 comentarios:

  1. Mi crítica por Pablo Gómez Sobrino:

    Comienzo diciendo que yo no soy aficionado ni suelo ver películas de este tipo, pero me ha sorprendido comprobar que me pueden llegar a despertar muchas ideas, creo que la película refleja a la perfección la sociedad de hoy en día dónde se encuentra el amor, el engaño, el perdón, la venganza… Pero con el detalle de que los actores/actrices de la película son gente con deformidades o partes amputadas del cuerpo y cabe recordar de que ese tipo de personas en los años que se grabó la película eran marginados por el simple hecho de ser diferentes.

    También hay un notorio sentimiento de compañerismo y familiaridad en el grupo de “monstruos” que es exactamente a lo que se hace referencia.

    Además he podido ver que las personas no deformes o “normales” tenían papeles de gente traicionera por un lado y por otro gente dispuesta a ayudar a esta minoría marginada como eran los Freaks.

    Cabe mencionar que todo este panorama ocurre en un circo que al parecer era el único sitio donde los pobres Freaks podrían encajar y se refleja perfectamente en la película.

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  2. Para empezar quiero decir que me ha gustado mucho la experiencia de ver películas de distinto tipo a las que suelo ver y también la de compartir las opiniones y sensaciones sobre ella con mis compañeros. La película en sí me ha gustado mucho ya que es un claro reflejo de como ha evolucionado la sociedad o de que algunas cosas no han cambiado tanto a pesar del tiempo que ha pasado desde su estreno.

    Primeramente cabe destacar que en la época del estreno de esta película las personas con alguna discapacidad o deformidad estaban mal vistos, marginados o se encontraban en un circo como si fueran objetos de entretenimiento o risa, en la actualidad esto ya no es así, las personas discapacitadas o con deformidades ya no se encuentran en circos ni nada por el estilo. Otro dato muy relevante sobre la película es que los actores en la vida real son así y que la película no es ningún tipo de montaje.
    Algo que también me ha gustado de esta película que no trata de tapar las imperfecciones de los actores o actrices sino que es el motivo principal de la película y que son el grupo mayoritario en el que las personas “normales” son las raras; en la actualidad muy pocas o ninguna muestran a personas que no sigan un prototipo.

    Otros de los muchos temas de la película son el amor por interés, el amor verdadero, la venganza el perdón el arrepentimiento…

    Respecto al final que se añadió después creo que es un poco irónico que se añadiera porque el primer final era cruel ya que en general en la película se puede observar la crueldad continua entre unos y otros no sólo de Hans contra Cleo, que es el único que en la escena final aparece arrepentido y finalmente es perdonado.

    Paloma González Sánchez, 2º Bachillerato D

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  3. La tarde del pasado lunes vimos en el taller de cine del instituto la película “Freaks”, publicada en 1932.

    El argumento trataba sobre un circo ambulante donde aprovechaban las malformaciones de ciertas personas para ridiculizarlas ante el público y que este se divirtiese y quedase satisfecho. La temática gira en torno a una mujer de estatura común que se empareja con un hombre de de estatura muy baja para reírse de él, aunque posteriormente cuando descubre que tiene bastante dinero se casa con él, e intenta matarlo. El hombre, es defendido por otros compañeros del circo que también
    sufren alguna malformación convirtiendo a la mujer en una mujer-pájaro.

    Me han llamado la atención diversos elementos de la película. Por ejemplo, uno de los elementos más llamativos es la adecuada escenografía y atrezo. En aquella época no eran aplicables los efectos
    especiales y son asombrosos tanto los personajes como otros aspectos (las auto-caravanas, por ejemplo). Otro aspecto que me ha llamado la atención es que la trama podría haber sucedido en torno a personajes comunes, pero en la película fueron seleccionados personajes con malformaciones o distintos a lo común. Sin duda, lo que más me ha impresionado es que en una época como el año 1932, se reivindicase tanto las injustas valoraciones basadas en el físico y que criticase tan duramente los vicios y malas conductas sociales. Es posible que debido a este último elemento fuera el determinante para que estuviera prohibida su emisión durante un largo periodo de tiempo.

    Un hecho que me gustaría comentar es como se deja ver en la película el fuerte código entre las personas del circo. Refleja muy bien como, para supervivir ante la creencia de superioridad del resto del mundo, necesitan aunar sus fuerzas para poder defenderse.

    El único defecto que le veo es que en un principio, la acción transcurre de forma lenta. En conclusión, el hecho de que sea una película antigua no supone que sea pesada de ver ni de comentar.

    Juan Luis Fernández Rubio, 2ºD Bachillerato

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  4. Para comenzar, he de decir que era la primera película en blanco y negro que veía.

    Primeramente, me resultó extraño cuando nos comentaron que esta película estuvo prohibida hasta los años 60 tras ser rodada en los 30 simplemente por su contenido. Más tarde encontré la respuesta.

    Me resultó una película original, digamos que era una película “natural” que no constaba de efectos especiales, a lo cual estamos muy acostumbrados por eso causó impacto. Llegamos a descubrir además por nosotros mismos cómo son estas personas sin la necesidad de comentarios, descubrimos los horrores y conflictos a los que se enfrentaban cada uno de los personajes.

    Se perciben saltos de espacio muy rápidos, ya que la película se centra en todos los personajes, pero más tarde se centra en la historia de Hans y Cleopatra. En ella observamos el aspecto de irrespetuosidad hacia personas con la condición de Hans y del resto de personajes con anormalidades, por parte de Cleopatra y su compinche Hércules.

    Pero, además, en la peli podemos ver cómo los personajes con anomalías que formaban el circo, son también como los demás. Personas que son capaces de hacer su vida como la de cualquiera a pesar de su “extraño aspecto”.

    Creo que además nos quieren hacer ver, que los llamados monstruos no son los personajes con anomalías del circo. Porque fueran así físicamente, no significaba que tuvieran maldad en ellos. La verdadera maldad residía en Cleopatra y Hércules, por su aprovechamiento de Hans.
    Considero que es una película original y que rompe con el resto de estilos de cine de aquella época, y por ello su razón tan tardía de estreno.

    ¡Me gustaría volver a ver más películas de este estilo!

    Patricia Prieto Gómez, 2º C

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  5. Lo que más me ha impactado de la película es que no es la típica que cabe esperar teniendo en cuenta cuándo se rodó, los años treinta. Presenta una idea totalmente opuesta a la de la sociedad de la época, lo que supone una crítica hacia esta.

    Una película está hecha para atraer al público, muestra lo que este quiere ver; sin embargo, Freaks rompe totalmente con los cánones establecidos y los ideales impuestos, introduce protagonistas con discapacidades y los muestra como los demás (sin impedimentos) con los mismos sentimientos, pensamientos, actitudes y, al fin y al cabo, como cualquiera de nosotros, con vidas normales y corrientes y no como monstruosidades que lo único que hacen es desear el mal.

    Aparecen también personajes que rompen con lo habitual, como es el caso de Venus que representa la figura de una mujer fuerte que no necesita ningún hombre para sobrevivir, o Hans que al principio se presenta como un personaje débil, tonto, que no se da cuenta de nada, pero, que según avanza la película, va cobrando fuerza y resulta ser más listo de lo que se creía.

    Otro mensaje que me gustaría destacar de la película es el de unidad, la unión de la fuerza de cada individuo contra la injusticia, lo que me parece también muy importante teniendo en cuenta el contexto histórico en el que nos situamos.

    Recomiendo encarecidamente esta película porque te hace pensar en la evolución de la mentalidad y te hace darte cuenta de cómo era la vida de estas personas y por lo que han tenido que pasar, te hace ser más empático con ellos.
    Ángela Costafreda Fernández, 2ºC

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  6. Esta película me ha impresionado bastante por una parte porque era la primera que veía en blanco y negro, lo que hace que te adentres más en la época en la que sucede la acción (años 30), y, por otra parte, porque muestra todo por lo que pasaban las personas con anomalías.

    La película está ambientada en un circo donde las personas nombradas anteriormente eran usadas para la diversión del público e incluso para las personas de dentro de la organización del circo que no tenía ninguna deformidad.

    Las personas con anomalías eran discriminadas y tratadas como humanos inferiores cuando en realidad son iguales que aquellas que no las tienen. En la película se ve que solo son diferentes al resto con respecto al físico ya que lo que concierte en el interior son todos iguales (con sus sentimientos, problemas, inseguridades…).

    Hoy en día ha habido un notable cambio en ese aspecto del circo, en el de usar a personas con anomalías como objeto de diversión, ya que no se les discrimina apenas en muchos de ellos y eso es algo positivo ya que significa que el circo ha ido evolucionando.

    Es una película muy buena ya que te hace pensar y razonar sobre tu comportamiento hacia esas personas y, además, muestra que, como he dicho anteriormente, aunque somos diferentes físicamente, todos tenemos un mismo interior.

    Ana García Álvarez, 2º C

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  7. Nos sitúa en una realidad distópica donde el ser humano, enfermo, se destripa a si mismo. Describe a la perfección aquello que llamamos deshumanización, aunque posiblemente sea de lo más normal y sea el identificador de lo que somos, terribles humanos. Desde el principio se dispone una imagen tétrica, aludiendo a una época en la que se exponen a personas o lo que se supone que son personas como si se tratasen de libros, cada uno con su historia y peculiaridad, incluso se podría resumir en una biblioteca del morbo. Ante lo anteriormente dicho nos daría pie a imaginar un mundo completamente devastado, sin moral ni ley, mas no se aleja del mundo en el que vivimos, el pasado, la actualidad y posiblemente lo que nos quede por vivir.

    Es, en mi edulcorada opinión de espectador, un rodaje completamente revolucionario aunque si fuesemos de otra forma, menos segregadores, resultaría una historia corriente y poco original, de modo que seguramente su distintivo (título, actores, papeles) es redundante precisamente no sólo por el entorno y contexto histórico en el que se hizo sino por los ojos de las personas que la ven.

    Claro ignorando la conducta de masas, los actos en sociedad, blablabla

    Tal y como avanza la trama a lo largo del film, pueden surgirte numerosas ideas e interpretaciones del concepto máximo del que trata la película, monstruo. Se plantea la deformidad de los actores que hacen de monstruo, la deformidad de los actores que hacen de personas corrientes, del montón (con ciertas características peculiares (fuerza, belleza...)), al menos en apariencia, una deformidad que se define como monstruo, algo cambiante, mutante, tenebroso, que se puede aplicar a todos los personajes desde un punto de vista empático o bien de agresor con respecto a menospreciar a las personas que sufren ciertos síndromes.

    Personalmente me ha dado la sensación de que se juega con el doble papel, como si se vieran dos obras a la vez, replantear la moral, el humor como delimitante. ¿Quiénes son los enfermos? Te transporta casi a una de esas novelas de Agatha Cristhie, en donde debes averiguar quien demonios es el asesino, el malo.

    Al final tras olvidar la historia, la conclusión y todo lo que conlleva, te percatas de las cáscaras y lo que las define, los cuerpos y las mentes, las almas, los papeles que todos tenemos y vivimos, actuamos tal y como se dijo ya en la antigua Grecia, tal y como lo enunciaba Platón: “El mundo es un teatro”. Reflejado bien en el tópico Theatrum mundi, cada cual con su papel, su actuación, su máscara cambiante, nacidos en tragicomedia.

    Una película versátil que recomiendo ver a todo el mundo, varias veces.

    Alberto Rodríguez Seda

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  8. Introducción.

    Freaks es una película dirgida en EE.UU hacía el año 1932 por Tod Browning y llevada a cabo por la compañía de producción y distribución de películas, Metro-Goldwyn-Mayer.

    Este largometraje nos narra la historia de un enano artista de circo (Hans, el protagonista de la historia) sobre su venganza hacia la trapecista que intentó quedarse con su dinero casándose con él. Pero todo esto, con una peculiaridad y es que durante su rodaje participaron también como protagonistas personas reales con auténticas deformidades físicas,y algunos con discapacidad intelectual. Se acabarán por convertir en el centro de la historia al participar de forma unánime en la venganza de Hans.

    Crítica y análisis.

    Freaks nos deja muy claro desde sus inicios que no es una película cualquiera, es más, es especial y bastante original y revolucionaria para su época (tengamos en cuenta que en 1932 esta gente estaban marginadas y aisladas de la sociedad, e incluso podían ser explotadas y maltratadas como si de auténticos monstruos se tratase). Por tanto desde mi parecer, es un peliculón recomendable y ya no solo por lo anterior dicho sino porque además puede enseñarte muchos valores ( como por ejemplo la lucha de superación de los “monstruos” para sobrevivir).
    Una cosa que me llama mucho la atención es la participación de gente con deformidades de verdad, sin trampa ni cartón que es lo que le da el toque dramático, sensible y realista al largometraje.

    Por último yo creo que la “esencia” de Freaks es el significado que nos muestra sobre las desigualdades constantes creadas por la humanidad, con el rechazo hacía lo raro o extraño, es decir el miedo hacía la pieza de puzzle que no encaja en el rompecabezas social.

    Por desgracia hoy sucede lo mismo (y seguro que seguirá durante toda nuestra historia). Entonces… ¿Qué es Freaks exactamente? Es por decirlo de alguna manera, una muestra en forma de película de los problemas de las desigualdades sociales, la personalidad ruin del hombre y del cariño y agrupamiento de las personas excluidas y al margen de la población, con el fin de ser aceptados y ser libres. Si eres cinéfilo sin lugar a dudas debes verla.

    Juan Miguel Melchor, 2º D

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  9. Freaks, La parada de los monstruos en español, es una película dirigida por Tod Browning en 1932. Se clasifica como una película de terror, aunque no es especialmente de miedo, se le califica como tal debido a que en aquella época era inusual ver personas con deformidades, quienes eran monstruos y estaban mal vistos en la sociedad. Por estos motivos hubo que esperar hasta la década de los 60 para que se reprodujera con normalidad, no obstante, no es muy exhibida, debido a que no es una película comercial. Además, tiene un trasfondo que quiere hacer reflexionar a la persona que la ve.

    Para entender el motivo de la película vamos a conocer primero a su director. Tod Browning cuando era joven trabajó en un circo. Los circos antiguamente no eran como los actuales, estéticos y artísticos o con animales, eran sitios en los que se concentraban estas personas con malformaciones excluidas socialmente. A ellos iban personas que pagaban y se reían de estos “monstruos”. Browning quería transmitir al público que estos seres eran personas normales, tanto como ellos, pero el público no estuvo dispuesto a aceptar estas ideas y creencias.

    La película no tiene ningún efecto especial, es decir, todos sus personajes eran totalmente verídicos, eran personas con enfermedades como enanismo acondroplásico, síndrome Virchow –Seckel o microcefalia, entre otros.

    Primero, el director quiere mostrar cómo los componentes del circo formaban un grupo unido con código propio. Además de reflejarlo en los actos, al principio el presentador del espectáculo los define como grupo que tiene su propio código. Refleja que debido a sus deformidades que los han excluido de la sociedad, han formado una familia o sociedad paralela en la que todos son uno. En segundo lugar, se presenta a los “monstruos” de manera natural, con acciones tan cotidianas como las de las personas normales. Por ejemplo, se muestra a Frieda tendiendo la ropa. Nos muestra esas malformaciones como algo normal, sin esconderlas. También presenta un cambio de roles, los freaks que son los que sufren un rechazo social, no son ellos los que cometen monstruosidades realmente, sino que son Cleopatra y Hércules los malos. En la fiesta de la boda Cleo se levanta y declara que ella no es un monstruo como ellos. Esto hace enfadar a los freaks. Finalmente, creo que también se da una lección, todos somos iguales y a la vez diferentes, es decir, lo que nos emparenta es que todos somos personas humanas con un físico de una forma u otra, y lo que nos separa es aquello que más nos define, nuestros valores, personalidad y moral. Nos enseña que las apariencias engañan y que a veces tenemos que tomar como ejemplo a este tipo de personas, que con sus pocos recursos se superan para tener una vida normal.

    Aunque no tiene tanta relevancia para el argumento de la película, podemos comparar una situación machista con la época actual lo que nos muestra que todavía nos queda mucho que evolucionar con respecto a esta concepción del hombre y la mujer. Han pasado 85 años y aún seguimos escuchando comentarios como el que le hizo Hércules a Venus cuando esta lo deja y se va de la caravana, él le insiste para que se quede, y ella con una actitud de mujer fuerte le dice que está decidida y se marcha. Ante la actitud y decisión de ella, Hércules dice: “no te marchas, te echo yo”. Podemos ver defender su postura de hombre superior a la mujer, hace esta afirmación, que no es para nada real, con la que intenta mostrar su hombría.

    Lucía Llano Simoes, 2º D

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LA SOGA ("ROPE"). ALFRED HITCHCOCK, 1948

Lunes, 29 de enero, a las 16:00 horas, en el Aula de Exámenes del IES Santa Eulalia.